En el noroeste argentino ,fiel a las enseñanzas de sus
ancestros se cree que para el día de Todos Santos, las almas de todos sus
muertos comienzan a volver al mundo y llegan a sus hogares donde alguna vez
supieron compartir algo en común. Por eso preparan las ofrendas, alimentos y
bebidas para esperarlos.
Por enseñanzas cristianas encargan la misa para el difunto,
encienden velas a las imágenes veneradas en el hogar, rezan el Santo Rosario en
el velatorio de las ofrendas, al día siguiente visitan las tumbas donde además
de elevar oraciones dejan coronas confeccionadas con flores de papel crepé o
plástico, negro y violeta si el finado era adulto, blanco si fue angelito y
completan la ornamentación con flores naturales. El ritual de los muertos se
celebra durante tres años consecutivos, pasado ese tiempo el despacho del alma
tiene un sello propio, tres días antes comienzan los preparativos, el 31 de
octubre se coloca a mesa en honor a los angelitos y al día siguiente para los
adultos. Por otra parte los manteles también cambiarán su color: negro para
quien fuera mayor, blanco para los angelitos, un ramo de flores naturales ocupa
el centro de la mesa. Junto al florero se coloca un vaso de agua bendita que
tiene un ramillete con que las almas esperadas dejarán su bendición, junto a
dos candelabros con velas en ambos lados. Completan la mesa platos con pan
dulce , empanadillas de cayote, pencos, maicenas, capias, merengues, pochoclos
entre otras cosas. Por supuesto lo original está en los llamados “turcos”,
figuras humanas hechas de pan, pintadas y ornamentadas con tinturas preparadas
a base de airampo y masas mezcladas con hollín de las ollas para obtener los
adornos negros. También hay formas de escaleras, llamas, víboras, palomas, ángeles
y toda figura que la habilidad de la panadera pueda realizar en la masa
preparada de pan casero común o dulce. Además la mesa ostenta platos con
comidas y frutas que eran gustos del difunto, vasos con chichas de maíz y maní,
aloja, vino, cerveza y gaseosa, cada plato lleva el mismo ramillete para que
las almas que visiten esa casa puedan servirse.
Muy parecido es el ritual en México, que reúne a la familia
para honrar a los seres queridos que han partido. Comienza con un altar
especial que se arma en casa. Puede ser pequeño o bien grande y elaborado. Se
decora con flores (por lo general, caléndulas), calaveras de azúcar, velas,
incienso, fotos de los que ya no están aquí, y papel picado en variados
colores.
Para los mexicanos en EEUU, la
celebración comienza el 30 y 31 de octubre con Halloween ,aunque tradicionalmente
coinciden con las fechas del santoral católico,siendo el 1ro (Dia
de todos los Santo) y el 2 de noviembre( Día de los Fieles Difuntos). En México
ambos dias, se relacionan porque se cree
que las almas de los niños regresan el 1 de noviembre, y las de los adultos, el
2 de noviembre.
Los platos que más suelen prepararse para las ofrendas son
los tamales, el mole y los dulces hechos con calabaza. También se preparan las
comidas favoritas de los seres queridos .Puede incluir tortillas de
maíz frescas, arroz, frijoles (porotos) de olla y alguna salsa picante.
Además de las ofrendas saladas, también hay panes dulces,
chocolates y atoles. El pan
de muerto es un pan dulce con anís y canela. Es redondo y se decora con más
pan encima, y suele representar la forma de calaveras o huesos. Se le puede
espolvorear glaseado de azúcar o azúcar de diversos colores. Algunas bebidas
especiales son el tequila, jugos o el café con leche.
Las familias se reúnen el 1ero de noviembre para celebrar y
disfrutar la comida y la música favorita de los seres queridos que ya no están.
No es un día triste, sino una celebración de sus vidas. Las comidas se dejan en
el altar, las velas se encienden y se pone música hasta la medianoche, cuando
se dice que las almas de los seres queridos regresan. Lejos de ser sombría,
esta es una celebración de la vida que confronta nuestros miedos más profundos
con comida, risa y música. El pan de muerto, un pan dulce con sabor a anís, es
el centro de atención.
A partir de octubre, las panaderías mexicanas producen las
hogazas que tomarán su lugar al lado de las usuales conchas(tipo
de pan dulce). Similar en sabor y textura a la rosca
de reyes, el clásico pan
de muerto se decora con azúcar de colores y tiras de masa con forma de
hueso. Se puede moldear para darle forma de distintos animales o hasta de
ataúdes, también puede tener un glaseado de limón como el proveniente de
Guanajato. Cualquiera sea la variante siempre esta acompañada de una
taza caliente de atole
con canela.
Cabe aclarar que el atole es una bebida de
origen prehispánico consumida principalmente en América
central y México. En su
forma original es una cocción dulce de maíz en agua, en proporciones
tales que al final de la cocción tenga una moderada viscosidad y que se sirve
lo más caliente posible. Tradicionalmente se endulza con piloncillo, azúcar o miel. También suele
prepararse con leche en
lugar de agua. Es muy común que la bebida sea condimentada con especias
aromáticas (cacao, vainilla, canela, anís, azahar,
hojas de naranjo) y otros saborizantes (chocolate, jugo o
pulpa de frutas dulces), para realzar su sabor.
“el que por tragón se petatea, hasta el pan de
muerto se lleva”.
El origen de este pan tan rico, parte vital de las ofrendas
en la celebración del Día de Muertos, viene desde la época de la Conquista.
Cuenta la leyenda, que en 1519 prevalecía un ritual
prehispánico en el que una joven era ofrecida a los dioses como sacrificio y se
le extraía su corazón todavía latiente. Por supuesto, dicho ritual fue
rechazado y prohibido tajantemente por los conquistadores españoles, sin
embargo, como una manera de mantenerlo y evitando su parte sangrienta, los
indígenas decidieron crear un pan en forma de corazón humano, escarchado con
azúcar de color rojo para que simulara la sangre de las doncellas.
Una segunda versión narra la elaboración de dicho pan, hecho
a base de semillas de amaranto molidas y tostadas, era realmente mezclado con
la sangre obtenida de sacrificios humanos, y ofrecido a los dioses Izcozauhqui,
Cuetzaltzin o Huehuetéotl. Finalmente ese pan se compartía entre todo el pueblo
como símbolo de divinidad en cada individuo.
Otro teoría sostiene que proviene de un rito llevado a cabo
en Mesoamérica en honor a sus muertos, a quienes solían enterrar junto con sus
pertenencias.
El Pan de Muerto
contiene mucho simbolismo: el círculo que se encuentra en la parte central
superior representa un cráneo, mientras que las cuatro tiras que caen a los
costados representan los huesos, y el todo representa el corazón, y finalmente,
su sabor a azahar simboliza el recuerdo de los fallecidos. Otras versiones
aseguran que las tiras representan los huesos de los muertos y la bolita del
centro, su corazón; mientras que otra más dice que la bolita, junto con las
tiras, representan los cuatro puntos cardinales de la concepción y cosmogonía
prehispánica.
El Pan de Muerto tradicional tiene dos variantes, ya sea
cubierto con azúcar o con sésamo, e incluso puede tener otras formas como se
acostumbra en diversas partes de México (por ejemplo, con forma humana o de
animales), pero en gran medida se ha mantenido intacto, dando pie al
surgimiento de diversas opciones alternativas e innovadoras, como bañado o con
algún relleno (chocolate oscuro o blanco, relleno de crema pastelera, crema,
frutos secos o dulce de leche, queso crema y mermelada, entre muchas).`
En Latino américa también existen las tantawawa o muñecas de pan. Son panes grandes
usualmente de trigo, moldeados y adornados con forma de niño pequeño o bebé.A veces rellenas de dulce, se elaboran y consumen junto a
la colada morada y se usan como parte de ritos
ancestrales en regiones andinas de Bolivia, Ecuador, Perú, sur
de Colombia y
norte de Argentina, principalmente el 2 de
noviembre en conmemoración de los Fieles
Difuntos, pero también en fiestas agrarias, carnavales y navidad como
elemento simbólico de alianzas y compromisos sociales.
Mas allá de las modas de los últimos tiempos de transformar
las tradiciones o rituales ancestrales
en celebraciones mundanas, por el simple hecho de tener un motivo para divertirse
sin importar el porque. Queda en nosotros volver a sus comienzos para que no se
pierdan los fundamentos originales de cada una de esas festividades, ya que con
el tiempo no tendremos nada por compartir ni siquiera un recuerdo o una
historia en común. Las tradiciones están unidas al recuerdo de
los pueblos y el olvido esta hermanado a
la perdida de aquello que nos hace únicos como nación.
Fuente: wikipedia ; http://revistaelconocedor.com/la-leyenda-detras-del-pan-de-muerto/;
http://www.eltribuno.com/jujuy/nota/2012-10-31-22-6-0-religiosidad-y-tradicion-en-el-dia-de-los-fieles-difuntos
;
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