martes, 30 de julio de 2019

AL COMPÁS DE UNA RICA TARANTELLA



 La tarantela es un postre tradicional, hecho a base de manzana,  que podemos encontrar en la carta de muchos restaurantes, confiterías o bares. Se podría decir que es una fusión entre flan y budín de pan. Al sentir el nombre “tarantella”, seguramente, pensamos en la danza tradicional  napolitana. A pesar de que su nombre nos remonta a Italia, se trata de un postre cien por ciento italiano, diversas teorías indican que habría sido inventado en Bs. As. a inicios del siglo XX.

Se cree que, aparentemente, este postre habría sido ideado por inmigrantes italianos, provenientes de Boccadasse (Génova), quienes se establecieron en el barrio de La Boca al igual que muchos otros. El famoso postre habría sido denominado “tarantela” ya que, luego de su preparación, al servirlo, el budín parecería “temblar” o “moverse” como si bailase esta danza. De acuerdo con esta teoría, podríamos concluir que la tarantela sería un postre de origen ítalo-argentino.
Existe otra versión que afirma que este postre surgió como energizante ya que a consecuencia del desgaste físico de bailar tantas horas era necesario reponerse rápidamente . Por eso estudiaron la forma de crear un postre que cuente con muchas calorías y de fácil asimilación.

Tuvo tanta aceptación entre los comensales, que poco a poco fue convirtiéndose en un verdadero clásico de la gastronomía porteña, extendiéndose después su consumo a lo largo de todo el país.

    La modernidad y renovación de la cocina en los años 90 hizo que desapareciera de la carta de la mayoría de los restaurantes. Pero afortunadamente aún puede disfrutarse en los bodegones tradicionales y en algunos restaurantes que rescataron y revalorizaron los antiguos menús del siglo pasado.
Suele hacerse con varias capas de pan intercaladas con manzanas y unidas con un ligue parecido al de un flan. O bien con una sola capa de pan en su base y algunas capas de manzana.

Receta
La receta para preparar este budín es muy sencilla y requiere de muy poco tiempo de preparación. Los ingredientes fundamentales son: 20 rodajas de pan lactal, 8 huevos, 600 gramos de manzana, 150 gramos de manteca, 100 cc de crema de leche y 150 gramos de azúcar. Para acompañar: caramelo líquido, cantidad necesaria.

Preparación
Para comenzar a preparar este delicioso postre, lo primero que se debe hacer es cortar con un cuchillo todos los bordes de las rodajas de pan lactal. Luego, untar las rodajas de pan con la manteca pomada. Por otro lado, en un recipiente, mezclar los huevos con el azúcar y la crema de leche para formar el ligue. Mezclar bien hasta que todos los ingredientes se hayan integrado, y dejar reposar. Pelar las manzanas, retirarles las semillas, y filetearlas. Por otro lado, preparar el caramelo y colocarlo en una budinera para horno.
Una vez realizados todos los pasos anteriores, podremos proceder con el armado del budín. Para ello, debemos colocar una capa de las rodajas de pan lactal untadas en manteca sobre la base de caramelo. Importante: el lado del pan que está untado con la manteca deberá colocarse en contacto con el caramelo. Luego, colocar una capa fina de manzanas (más o menos de 1 cm) y verter un cucharón del ligue.
Colocar otra capa del pan (esta vez, con la manteca hacia arriba) y otra capa de manzanas. Agregar otro cucharón del ligue y continuar con este mismo procedimiento hasta cubrir. Cubrir con una última capa de pan (con la manteca hacia arriba), una capa de manzanas, un cucharón de ligue, y una última capa de pan (con la manteca hacia abajo). Por último, colocar ligue hasta llenar el interior del recipiente y añadir manteca pomada sobre la última capa de pan lactal.

Una vez listo, debemos llevar la budinera al horno para la cocción a baño maría. El tiempo de cocción será hasta que el budín haya tomado la consistencia adecuada (se estima, aproximadamente, 1 hora a horno moderado), muy similar al budín de pan casero. Una vez terminada la cocción, enfriar y llevar a la heladera por el lapso de 8 horas como mínimo. Desmoldar y servir acompañado de caramelo líquido y/o crema a gusto.


martes, 23 de julio de 2019

LA PASTA FROLA DESCIENDE DE LOS BARCOS.


De origen incierto, la pastafrola es el resultado de la fusión de aportes gastronómicos de  inmigrantes europeos que arribaron a las costas del Rìo de la Plata durante la primera mitad del Siglo XX . Icono de las meriendas argentina, nunca puede faltar para acompañar el mate, el té o el café, puede venir rellena con membrillo -en su versión clásica-, con dulce de batata e incluso con dulce de leche. Existen tantas preparaciones como familias que mantienen la tradición de pasar la receta de las abuelas junto a esos recuerdos inolvidables que surgen al sentir el perfume y la tibieza que brota del horno.

La versión italiana cuenta que la receta ya era conocida en Venecia antes del año mil cuando se utilizaba como preparación neutra tanto para comidas saladas como dulces. Se dice que la primera descripción registrada de la preparación data del siglo seis.
Los pasteleros genoveses la convirtieron en dulce cuando le incorporaron la caña de azúcar llegada de Siria y Egipto después del siglo diez. La preparación y estilo desciende de las crostate italianas. La crostata alla marmellata es una tarta que se elabora con la masa que los italianos denominan pasta frolla y que luego rellenan con frutas frescas, mermeladas, crema pastelera o ricotta y que se termina con el típico enrejado de masa.

El término frolla en español significa quebrada, es decir, que es una masa quebrada que se rompe fácilmente por lo que se manipula un poco. En España, se la denomina brisa debido a su frágil carácter. La decoración en forma de rejas que conocemos, probablemente se haya copiado de la tarta suizo austriaca Linzer, La diferencia es que la masa lleva además de los ingredientes que conocemos, muchas especias (típicas fe la repostería austriaca)y almendras molidas y se rellena con mermelada de grosellas, frambuesas o de otros frutos rojos.

 El relleno clásico argentino, que es casi exclusivamente de membrillo, no es tan típico en Italia. Las crostate italianas tienen sus variedades: damascos, duraznos, frutas rojas. El relleno de membrillos se lo debemos a los españoles y árabes, ya que es un fruto que proviene del Medio Oriente muy popular en España debido a que convivieron con la cultura árabe durante 800 años hasta que fueron echados por los Reyes católicos . Esta fruta fue traída por los inmigrantes españoles y sirios y se adapto de tal forma a nuestras tierras que hoy  Argentina se encuentra entre los primeros productores mundiales.

Existen otras versiones que aseguran que la pasta frola en lugar de venir de Génova tiene sus orígenes en Nápoles.  Cuentan que la tarta posee orígenes mitológicos, se debe a una sirena llamada Partenope que una vez por año visitaba el Golfo de Posillipo. Al parecer, una vez los napolitanos para homenajearla le regalaron trigo, huevos y agua de de flores de naranja que siete vírgenes pasaron a buscar. La sirena, en agradecimiento, recibió de ellas la pasta frola, que a su vez, obsequió a los napolitanos.

Otra historia más terrenal cuenta que la tarta fue creada por las monjas del convento de San Gregorio de Armeno -en Nápoles- y que la receta trascendió el lugar y se hizo popular por toda la región. La mejor parte del relato viene cuando al parecer un marqués tuvo un accidente con la rueda de su carruaje por la zona y debió pedir ayuda a unos campesinos que mientras lo socorrieron le dieron a probar la tarta. Al noble le gustó tanto que pidió una entera para llevársela a los reyes Borbones. María Teresa de Austria, esposa de Fernando II , conocida por su parquedad,  probó el postre tal fue su sorpresa que no pudo evitar hacer una sonrisa para consagrar a la frola definitivamente a ser una de las recetas más populares y queridas de todos los tiempos.

En síntesis, la pastafrola es una fusión de masa italiana,  relleno español, estética austriaca,  elaborada con ingredientes de Medio Oriente (azúcar y membrillo) para coronarse con sello argentino.

RECETA-INGREDIENTES
Masa:
Huevo 1,
Yema 1
Harina leudante 400 grs
Azúcar 200 grs
Manteca 200 grs
Esencia de vainilla 1cda
Ralladura de limón
Sal 15 grs
Relleno: Dulce de membrillo 400 grs en su defecto dulce de batata
Pintar: Huevo

 PREPARACIÓN
Batir la manteca con el azúcar hasta integrar bien y sumar la ralladura y la esencia. Seguir batiendo mientras agregamos la yema más el huevo.
Salar y agregar la harina. Tomar con espátula y unir con las manos sin amasar. Descansar en film en la heladera por media hora.
Separar un poquito de masa para las tiras.
Romper la base con las manos y unir nuevamente para darle calor para poder estirarla.
 Estirar y colocar como base en molde de pastafrola enmantecado de 23 o 26 cm.
 Rellenar con el dulce de membrillo derretido a baño María con un poquito de agua.
 Decorar con las tiras logradas de la masa que reservamos antes. Pintar con huevo batido y cocer al horno medio precalentado por 35 minutos.
 Para las tiras, estirar la masa, cortar tiras y freezar en placa enmantecada.


martes, 9 de julio de 2019

PARA ESTAR PULENTA, PULENTA…


La polenta amarilla, suave y humeante resiste el paso del tiempo gracias a la simplicidad de su tres ingredientes : harina de maíz, sal y agua.Puede variar la receta reemplazando el agua por caldo y/o agregándole leche para suavizarlo, pero su fin es el mismo saciar el hambre pero mas que nada llenar de felicidad el espíritu.

La polenta representa hoy una solicitada especialidad gastronómica y muy difundida también en Austria, Suiza,Córcega, Saboya y Niza, al sur de Francia; la isla de Madeira donde se le llama Milho; los balcanes: Bosnia, Croacia,  Eslovenia, Serbia. En el cono sur de América: Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Paraguay Venezuela y al sur del Brasil.
Alimento heredado de la inmigración italiana, la polenta es uno de los alimentos básicos a los que está volviendo la cocina moderna al rescate de las recetas de las abuelas. Pasó de un plato reservado para niños o para “salir del paso” a fin de mes, a encontrarla en menúes en los restaurantes más sofisticados, que la utilizan de distintas maneras y con ingredientes de los más variados, ganando así una reputación que se suma a sus cualidades nutritivas y económicas.

La historia de la Polenta corre paralela a la del hombre y a la evolución en la forma de alimentarse. Es que la polenta, aunque sin maíz en su constitución, existía en épocas de los griegos y los romanos. En aquellos tiempos era alimento de las tropas a base de trigo, centeno o cebada. Consistía en un guiso espeso que se obtenía de mezclar y cocinar el cereal con agua.
El origen de su nombre deriva del griego "poltos", latín "puls" que justamente denominaba un alimento preparado con agua y harina de farro(variedad de trigo) o de cebada. En torno a estos alimentos gira luego toda la cocina romana, donde el más antiguo y principal alimento era el pulmentum y luego de allí derivo a pullenta  de cebada. La polenta en ese entonces se preparaba con escanda: una especie de trigo de grano duro que no tenía la consistencia de la harina de maíz. Se condimentaba con leche, queso, carne de cordero, cerdo y salsa ácida y era conocida en toda la zona mediterránea.
Es mencionada en el recetario de Leonardo Da Vinci en el siglo XV), en ese momento aún no era utilizado el maíz para ello, se utilizaba el trigo, trigo sarraceno(no contiene gluten), cebada u otros cereales.
 Recordemos que el trigo tiene origen conocido para el consumo humano hace unos 10.000 años y se estima fue en Etiopía, Asia o Persia; inicialmente el hombre lo recolectaba y luego comenzó a cultivarlo; lo consumía primero semi molido y mezclado con agua, en forma de papilla, luego esa papilla cocida al fuego (polenta) y de allí continúa en su elaboración hacia lo que hoy denominamos pan, claro que recién con el descubrimiento de la levadura de cerveza por parte de los egipcios se comenzó a consumir panes levados.
 Con el descubrimiento de América se introduce el maíz (siglo XVI) en Europa, Asia y África, son los turcos los que lo comienzan a cultivar para alimentar a sus animales, de allí que se difunda su nombre en Italia como “grano turco”, al notar que se trata de un cereal de fácil cultivo se comienza a consumir en las comidas.
 Sin embargo la difusión y aceptación del maíz entre los europeos fue bastante lenta (a excepción de España); en Italia el cultivo de maíz se comenzó a generalizar a mediados del siglo XVII gracias a personas doctas que introdujeron su cultivo, principalmente en la zona norte en donde el régimen de lluvias facilitó la siembra de este cereal en particular en Lombardia.
Después de haber deleitado a los refinados paladares de los señores de la época, al inicio del Ochocientos, que se caracterizó por ser un período de guerras y carestía fue el plato más consumido por los campesinos,  sin otro ingrediente más que la polenta ya que era más barata que el pan y ayudaba a llenar el estómago. Pero era una comida carente de elementos nutritivos y sobre todo de vitaminas y esto causó la difusión de la enfermedad de la Pelagra: producida por falta de vitaminas y causante de trastornos digestivos y nerviosos polenta fue dejada de lado convirtiéndose en la dieta de las clases menos pudientes.
Plato en sus orígenes muy económico y muy rendidor se le consideró "cocina de pobres", de modo que los italianos del norte cuando querían humillar a los del sur los llamaban "mangia-maccheroni" (come-macarrones) . Mientras los del sur, respondían utilizando la palabra peyorativa de "pulentuni" ("polentones", es decir, comedores de polenta). Esto ya casi ha pasado a ser una anécdota de la historia debido a que el consumo de polenta se popularizo de tal forma por lo que no falta en ninguna mesa de la península.

En la actualidad se distinguen tres clases de polentas en Italia: la polenta gialla ( amarilla) realizada con harina de maíz amarillo; la polenta bianca ( blanca) realizada con harina de castaña y las polentas nera realizadas con trigo sarraceno (denominada “Pulenta dorce” que se degusta con queso pecorino en la cocina Toscana). De estas tres la más difundida es la de harina de maíz.
Respecto a la polenta gialla, en el norte de Italia se conocen variedades tales como la polenta concia («curtida», es decir la más sólida, frecuentemente con una corteza debido al tostado ), polenta vuncia (untuosa), polenta e formaggio (queso) gorgonzola, la polenta con hongos porcini o missultin (un pez) e polenta a orillas del lago de Como, polenta taragna, etc.
Del mismo modo su densidad varía según la región: en el Véneto y el Friuli (donde se consume con sanganè) es muy consistente, mientras que en las Marcas y los Abruzos es bastante cremosa.
 En el Véneto es común la “poenta e osei” (polenta con pajaritos) Al respecto Stendhal, gran literato y viajero, recuerda una receta similar que las damas lombardas elaboraban y que denominaban “uzei colla polenta”que podriamos traducir como, pajaritos asados sobre un colchón de polenta. 
En Bérgamo, se hace una polenta a partir de maíz y trigo sarraceno llamada taragna (removida), que además lleva dos tipos de quesos del país. La polenta taragna es una receta típica de la cocina valtellinesa (en la frontera de Lombardía con el cantón suizo de los Grisones). Su nombre deriva del tarai un largo bastón usado para removerla dentro de las "pailas" de bronce. Como otras polentas de la región alpestre de Lombardía (lo mismo que la polenta vuncia) se prepara con una mezcla de "trigo sarraceno" que le confiere un típico color oscuro. A diferencia de lo que se hace con la polenta vuncia o uncia, en la polenta taragna el queso es añadido durante la cocción.
En el Trentino meridional es común hacer la polenta con el añadido de papas y otros ingredientes que le enriquecen el sabor. Para hacer esta "polenta di patate" es suficiente cocer en agua hirviente algunas patatas fraccionadas en cubos o rodajas, cuando se ablandan lo suficiente se las machaca dentro de la olla o cacerola y se le añade a gusto la harina de maíz. Hacia el fin de la cocción se pueden añadir trozos de Salami, queso y cebolla rehogada etc.

RESTO DEL MUNDO
Las combinaciones y versatilidad de la polenta hacen de este alimento uno de los más comunes dentro de la gastronomía tradicional, incluso en España, donde no es raro encontrar rastros de su uso en Asturias, País Vasco o Andalucía.
En el País Vasco se realiza una papilla dulce hirviendo agua con harina de maíz y añadiendo leche y azúcar, denominada morokil.
En el Principado de Asturias también está muy extendido su consumo se la conoce como "fariñes" o "farrapes" y puede acompañarse bien de dulces tipo leche, canela , castañas hervidas ... o bien formando un plato más contundente con chorizo frito o panceta. En Andalucía se la conoce por "poleás" o "poleá".
En Madeira (Portugal) es un plato muy difundido, se prepara con harina de maíz blanco y tiras de hojas de coliflor. Se sirve en platos ya solidificado. Sirve de acompañante de platos con pescados o mariscos.
En las costas del Mar Adriático y en el interior de Croacia y Bosnia se le llama palento o pura, en Córcega -y familiarmente en Argentina- se le dice pulenta.
 En Rumania y Moldavia es plato nacional un preparado muy semejante a la polenta de maíz, tal plato se denomina mămăligă y se cocina en recipientes de hierro llamados ceaun.
En el interior de Croacia se conoce un plato muy similar al cual se le da el nombre de žganci; en los países de habla inglesa los guisados hechos con maíz suelen ser llamados hominy, en Sudáfrica comúnmente se llama "mealie pap" a una preparación semejante, en Zambia existe la nshina, en Zimbabue la sadza, en gran parte de África los potajes con maíz son llamados "fufu", en algunas islas del Caribe se conocen preparados de origen africano como el cou-cou de Barbados o el funjie de las Islas Vírgenes. Preparaciones semejantes son bastante comunes en África Oriental y Meridional, conociéndose en swahili con el nombre de ugali.
 En las áreas rurales del Cono Sur existe la fariña, harina hecha con mandioca, ya a fines del s XVIII los gauchos -especialmente los de las zonas del noreste- solían llevar cuando viajaban tal fariña y preparar con ella un sencillo guiso muy semejante a la polenta, este potaje llegaba a tener la consistencia del pan y podía ser un substituto en las zonas de campo.
En Chile además de la Polenta, también se consume la Chuchoca, un preparado similar a la polenta pero con un molido más grueso que le da una consistencia especial cuando está preparada.
En Venezuela se le hace llamar funche y se prepara con harina de maíz precocida. Al final de la cocción se vierte en una fuente y se deja solidificar.

ARGENTINA
Por su simpleza y lo barato de su preparación llegó a ser conocida como “comida de pobres”, aunque su sabor conquistó el gusto de las personas, sin importar clase social, hasta la fecha.
Fue la primera gran inmigración de italianos de mediados del siglo XIX, mayormente compuesta por lombardos, piamonteses y ligures, la que trajo la polenta a la Argentina. Una de las costumbres es consumirla principalmente durante los meses de invierno, siendo el modo más común de su preparación aquella en la cual es acompañada por tuco, estofado o chorizo y coronada con queso rallado  (tipo parmigiano o tipo reggiano), o mezclada con queso fresco, recubierto con salsa fileto o bolognesa. En el imaginario colectivo se la tiene como un plato popular, pero una polenta bien hecha lleva bastante trabajo y es un plato exquisito.
Se la suele preferir bastante consistente (de tal modo que muchas veces las porciones para cada comensal se puedan cortar con un "piolín")  . Existe una receta simple de polenta cuya salsa es manteca derretida y aliñada,  llamada "tigraña" quizás porque la manteca cocinada aplicada sobre la polenta produce en la preparación un moteado que recuerda a la piel de un tigre, aunque ciertamente que la etimología primera de "tigraña" deriva de la valtellinense polenta taragna.

La manera tradicional de cocinarla es en una olla de cobre y con cuchara de madera. Si bien nosotros utilizamos la polenta instantánea que se prepara en sólo un minuto, la polenta original se realiza con sémola de maíz y tarda unos 45 minutos o más en cocinarse. El método de elaboración requiere de mucha paciencia ya que hay que remover la polenta permanentemente para que no se formen grumos ni se apelmace, hasta obtener la textura deseada.
Una vez tenemos la polenta hecha se puede consumir de distintas maneras: en caliente, sin nada más, como guarnición, o bien dejándola enfriar para aplanarla y cortar bloques de distintas formas para luego grillarlas o  freírla. Sale especialmente sabrosa al horno con verduras o como base para añadir carne y queso, en una suerte de falsa pizza. El límite de su uso está en nuestra imaginación.
No debemos olvidar  que es un alimento con gran aporte calórico y muy rico en las vitaminas del complejo B, se le ha adjudicado la propiedad de ser un gran vigorizante, esto explica que en Argentina, se diga coloquialmente que una persona  "tiene polenta" al hecho de ser fuerte, o en su defecto que es "polenta" cuando es simpática o amigable.
Otra expresión que solíamos escuchar de nuestros padres o abuelos es "Polenta con pajaritos”. En realidad, hace referencia a ese plato que se come en la región italiana del Véneto donde es un plato tradicional y no metafórico sino bien real.

Mas allá de sus cualidades nutritivas y de lo económica que es,  hoy ha mejorado su reputación tras ser rescatada como un alimento autóctono, protagonista de platos gourmet como triángulos grillados de polenta con “mezclum” de hojas verdes, polenta cremosa con salsa de hongos, polenta frita o polenta campesina espesa, son variantes que surgen a partir de un alimento tan simple como ancestral.
La paradoja es que un producto americano como el maíz, se transforma en un ingrediente infaltable de un plato emblemático europeo para retornar a sus orígenes de la mano de los inmigrantes convertido en una receta esencial dentro de la gastronomía popular uniendo el nuevo y viejo continente a través de un puente imaginario.

Para pasar el frió o la tristeza de corazón, les dejo una deliciosa recetita
PASTEL DE POLENTA Y CARNE PICADA
INGREDIENTES

Polenta: Caldo cantidad necesaria, Polenta 500 grs
Relleno: Tomate 3, Queso rallado 2 cdas, Pimentón, Ajo 2 dientes,
Sal. Pimienta, Aceite de oliva, Cebolla 3, Zanahoria 1, Puerro 2, Apio 1,
Carne picada 1 kilo, Ajo 2 dientes, Vino tinto 1 copa, Puré de tomate 2 latas

PREPARACIÓN
En una olla con el caldo hirviendo y sumar la polenta de a poco, batiendo hasta que tome (un par de minutos).
Rehogar la carne en oliva y agregar los vegetales bien picados. Salpimentar. Desglasar con vino tinto y cuando evapora el alcohol incorporar el puré de tomate. Dejar reducir.
Armar en fuente de horno las capas, con base de polenta, intercalando con el estofado. Hacer 3 capas. Terminar con rodajas de tomate y queso. Gratinar.

NOTA: recuerden que es una sugerencia prepárenlo con los ingredientes que tengan y la consistencia que gusten.


FUENTE: Diario popular, Wikipedia, Dante Alighieri de Rìo Cuarto; www.afuegolento.com , libro “Porque a los italianos les gusta hablar de comida"de Elena Kosiuokovitch