Los árabes no solo aportaron grandes conocimientos en la
medicina y en las ciencias sino también en la gastronomía. Su espíritu nómada y
de conquista tomaba como propios los productos pertenecientes a los nuevos reinos
invadidos, llevándolos de una región a otra preferentemente las tierras que son
bañadas por el Mar Mediterráneo.
Así los árabes
introdujeron en Europa, sobre todo en España e Italia, nuevas técnicas de riego
y abono, así como productos alimenticios como la espinaca, el arroz, la caña de
azúcar y las berenjenas (originarias de la India ), que conocieron a través de los persas. De
Egipto llevaron el melón; de otras partes de África, la sandía y de
Constantinopla, los higos.
Además, extendieron y mejoraron el cultivo de cítricos,
duraznos y damascos, del algarrobo y del membrillo, en general procedentes del
Cercano Oriente, así como hicieron conocer los dátiles originarios de Irak y el
café de Yemen. Difundieron el secado de la fruta y su conservación en miel.
Costumbres que muchos siglos después fueron diseminadas por el mundo primero de la mano de las colonizaciones del Siglo XVIII y XIX y luego reforzada con la inmigración durante el Siglo XX .
Gracias a ellos, en las cocinas españolas e italianas se
empezaron a usar hierbas y especias como la albahaca, el comino, el azafrán, el
anís, el cilantro, la menta, el jengibre y el jazmín. También las almendras,
los piñones, el tamarindo( del Sudan ), el sésamo y la canela.
La importancia de su aporte a la gastronomía mundial y en
particular a la mediterránea también se puede apreciar claramente en los
nombres árabes españolizados, de muchos alimentos y condimentos de amplio uso. Muchos
de los platos e ingrediente árabes que se conservan en el idioma español
comienzan con la letra "a", como los términos albóndiga, aceite,
aceituna, el alcaucil, albaricoque(damasco),
almendra, azafrán, arroz, azúcar, aceite, al igual que los vocablos como
berenjena, naranja y zanahoria, que son de raíz árabe. En general, el
castellano tiene un importante porcentaje de palabras (unas 5.000) de origen
árabe, no sólo en la gastronomía. Un imperio que ocupó el 70% del país en algún
momento. Esta ocupación duro desde el año 711 hasta 1492, año en que se unificó
España y fue descubierto el continente americano.
Esta herencia es especialmente palpable en Andalucía, donde
son originarios el gazpacho y otras sopas frías, aunque también se refleja en
otras zonas como Alicante -donde se elabora un turrón típico-, Murcia o
Almería, entre otras.
Como en cualquier otra tradición gastronómica, se comía
distinta comida dependiendo de la clase social, o entre las ciudades y las
zonas rurales. Los métodos de elaboración también variaron. Tenían menos
prohibiciones que los judíos -de hecho, casi exclusivamente el cerdo y las bebidas
fermentadas-, aunque estos preceptos tampoco se respetaban totalmente en la España musulmana.
Las clases altas apenas consumían pescado o marisco. No
existía prohibición religiosa alguna en relación a los productos del mar, pero
eran los médicos los que desaconsejaban cocinarlos, con el argumento de que su
olor pestilente y fuerte sabor era poco saludable.
Pero las clases más bajas, especialmente aquellos que vivían
cerca de las costas comían pescado en abundancia: crudo, frito o salado, aunque
los más populares eran las sardinas y el atún. De hecho, una de las principales
técnicas de cocina importada por los árabes fue la conserva en vinagre o escabeche,
especialmente de pescados.
Los árabes implantaron un montón de nuevas tecnologías a la Península Ibérica ,
pero no todas enfocadas a la cocina. La introducción de acequias, cisternas y
sistemas de drenado contribuyeron mucho al desarrollo agrícola.
Es gracias a los árabes que los españoles aprendieron a usar
alambiques para la destilación del alcohol. Los árabes no consumían alcohol por
motivos religiosos, por lo que desarrollaron los alambiques para crear
alcoholes con propósitos medicinales o para la elaboración de perfumes. Sin
embargo, los españoles los usaron para crear alcoholes que pudieran ser consumidos,
como el licor de orujo, que se elabora con mosto de uva.
Otra de las partes de la gastronomía española que se vio
influida por los árabes fueron los postres. Los árabes introdujeron la caña de
azúcar en España, y enseñaron a los españoles a refinarla. Esto ayudó a
revolucionar los pasteles y dulces españoles, que hasta el momento se
elaboraban de forma parecida al pan y luego se endulzaban con miel. Otros
postres desarrollados por la influencia mora es el arrope, un almíbar que se
usa de forma similar a la mermelada.
El arroz cocido en leche, con manteca y azúcar, era uno de los dulces más
apreciados de la alta cocina musulmana y ha quedado para siempre en la cocina
española. La lista de dulces árabes es amplia, con profusión de azúcar, miel y
frutos secos, con lugar destacado para los turrones, mazapanes y bollos
o pasteles maimones. Para rematar, nos han dejado los sorbetes , por ejemplo,
de limón, con miel especiada con clavo y canela.
Cabe destacar que el alfajor también tiene origen árabe Su palabra proviene de “al- hasú”, cuyo
significado es relleno. Alfajor, palabra castellanizada del árabe, que significa
panal de miel; se trata de una torta de miel, avellanas y almendras, una pizca
de canela y anís, emparedada entre obleas y son más parecidas a los
turrones que a los alfajores argentinos. De hecho, en Andalucía se preparaban
especialmente para celebrar la
Navidad.
La influencia árabe es notoria también en el sur de Italia,
sobre todo en Sicilia, donde se estableció un emirato durante los siglos IX y
X. Muchos platos sicilianos, muestran claramente esa procedencia.
Los platos con carne
picada, en su origen de cordero, como las albóndigas y las empanadas, entre
otros, así como los postres con dulce de membrillo, almendras y arroz son de
origen árabe. Por otro lado, en la cocina hispano-árabe medieval predominaban
distintos tipos de cocciones en particular
guisados o hervidos
Por otro lado, en Italia, tanto popularmente
como para los especialistas, se considera que la pasta alimenticia fue
introducida en Sicilia por los árabes hace por lo menos mil años y desde allí
pasó a la península.
Los primeros datos sobre esta especialidad culinaria
provienen de Medio Oriente y son de épocas anteriores a las del presunto viaje
de Marco Polo a Extremo Oriente.
Un recetario publicado en Bagdad en 1226 certifica que allí
se consumía entonces un tipo de pasta parecido a las lasañas, mientras que a
mediados del siglo XIII ya hay datos en Italia del consumo de fideos (palabra
española de origen árabe).
Por ello no
podemos negar el influjo de los moros en la gastronomía mundial, ya que la
historia de la cocina esta ligada indefectiblemente a los vaivenes de la
historia universal , donde los invasores y los conquistados adoptaron sus
costumbres. Historia que comparten muchos países ubicados frente al
Mediterráneo y que repite como un calco cada vez que hablemos de las
características gastronómicas de cada uno de ellos .Y del mismo modo
encontraremos sus contribuciones en lugares tan lejanos como nuestro país con hábitos
diferentes, que a pesar de haber sido colonia española tiene como base de su
patrimonio culinario, recetas de origen árabe como las empanadas, el alfajor,
las albóndigas, los escabeches y los arropes o productos como las aceitunas, frutas secas,las berenjenas y el azúcar entre otros tantos.
Fuente: Revista muy Interesante; wikipedia; Diario El Cronista
No hay comentarios:
Publicar un comentario