El lunes y el martes Santos, Jesús anuncia la traición que
Judas concretará el miércoles. Un día después, el jueves, se lleva a cabo la
Última Cena y el viernes Jesús es crucificado y sepultado. El sábado es un día
de vigilia que finaliza con el Domingo de Pascua (Resurrección).
Además de los rituales religiosos, con el tiempo, la Pascua trajo aparejadas
otras tradiciones vinculadas a lo gastronómico. Así fueron incorporados, por
ejemplo, los famosos huevos de chocolate que hoy se han convertido en un
símbolo universal. El origen de esta costumbre tiene distintas versiones. Lo
cierto es que, para muchas culturas, los huevos encarnan los conceptos de vida
y fecundidad. Es decir, de una nueva vida que, para los cristianos, llega con
la resurrección de Cristo.
La rosca de Pascua, por su parte, es otra de las tradiciones
gastronómicas. Esta costumbre tuvo su origen en Bolonia, Italia, y, en sus
comienzos, se preparaba sólo con tres ingredientes: leche, huevo y harina. Con
el paso del tiempo, fueron apareciendo distintas adaptaciones de este
panificado hasta llegar a las variedades con las que contamos hoy en día:
simples o rellenas con cremas o pasta de almendras. También las podemos
encontrar con diferentes coberturas de acuerdo a las costumbres de cada región.
Con la simplicidad del pan y su forma circular, recuerda otro
significado que tiene que ver con el ciclo de la vida que muere y se vuelve a
iniciar. Las roscas de Pascua fueron en su origen simples panes leudados. Con
ellas, en todas las casas se rendía culto a las cosechas o festejaba el final
de una sequía. También se agradecía y se pedía por la generosidad de la tierra.
Cada familia le imprimía un sello distinto: algunos les agregaban especias, las
rellenaban o las decoraban con la fruta de sus huertos.
En Argentina las encontramos con dulce de leche, crema pastelera, frutas disecadas,
chocolate repostero, dulce de membrillo o alcayota... las posibilidades son
infinitas y se resumen al gusto y elección de cada consumidor.
Otra herencia italiana es la tarta pascualina que es un
símbolo de la cocina de la región Liguria. Sus orígenes son antiguos, dado que
era preparada ya en el 1400, y en esos tiempos estaba muy ligada al período de
Pascua de Resurrección, del cual toma el nombre.
Se prepara extendiendo hojas muy finísimas de masa hecha
con harina y aceite
de oliva (sin levadura). Las hojas empleadas para el fondo deben ser más
grandes que el molde, y en este punto de la preparación colgarán por fuera. Se
extienden dos hojas, unas sobre la otra. Entonces se vierte el relleno, hecho con espinacas, acelgas o alcauciles cortados
finas y salteadas con ajo, huevo, queso rallado, sal, nuez moscada
y mejorana u orégano picado. En el relleno se
practican, con ayuda de una cuchara, unos huecos en los que depositar huevos
enteros, que quedarán duros durante el horneado.
Entonces se extienden las hojas superiores, al menos dos,
muy finas, engrasándolas entre ellas para evitar que se peguen, y se sopla con
ayuda de una pajita para crear un hueco entre ambas, a modo de cámara de aire.
Se enrollan las hojas en los bordes del molde hacia el interior, creando un
doblez decorativo, y se cuece al horno. Cuando termine de cocerse, la tarta
tendrá un aspecto agradable de plenitud.
La torta pasqualina es típica de Semana Santa,
cuenta la leyenda que muchas amas de casa eran capaces de superponer hasta
treinta hojas de masa como homenaje a la edad de Cristo.
Una variante para otras épocas incluye el uso de remolacha, calabaza, berenjenas,
u otra verdura en lugar de alcauciles.
La existencia de la torta pasqualina genovesa está
documentada en el siglo XVI, cuando el escritor Ortensio
Lando la cita en el Catalogo delli inventori delle cose che si
mangiano et si bevano (‘Catálogo de inventores de las cosas que se comen y
se beben’), aunque entonces era conocida como gattafura.
Cabe destacar que en siglos pasados los huevos y el queso,
ingredientes esenciales de la pasqualina, eran alimentos que solo se
comían en grandes ocasiones.
De la misma Europa y
gracias a los inmigrantes españoles adoptamos: la paella valenciana, la empanada
gallega y el bacalao al pil pil de la comunidad vasca.
La empanada gallega es una variedad de empanada muy
popular en la cocina gallega y que forma parte de una
de sus identidades.La primera empanada de la que se tiene referencia es de
pollo y champiñones. Es una preparación culinaria que se ofrece en los
municipios de Galicia en las ocasiones de fiesta y romería.
Suele prepararse con diversos contenidos en su interior, todos ellos
procedentes de las costas y tierras gallegas. Se puede servir fría o caliente.
Otros autores reseñan el origen del vocablo como
italiano y que llegó a España desde Nápoles, cuando esta ciudad portuaria
pertenecía a la corona española, dando como argumento que la primera mención
que se conoce pertenece al recetario de Bartolomeo
Scappi, cocinero del papa Pío V en el siglo XVI, donde aparece la
"padella" en un grabado de su libro Opera, donde ya aparece con
sus características actuales.
Se trata de un plato de origen humilde, descrito por primera
vez en España en el área de la Albufera de
Valencia.
La popularidad de este plato ha hecho que, en la actualidad,
se haya expandido con gran cantidad de variantes adaptadas en los ingredientes
a las diversas regiones de la cocina española.
La variedad de ingredientes hace que se denomine con el
apelativo de preparación barroca por la disposición final en la presentación. Su
popularidad creció tanto a lo largo del siglo XX a
nivel internacional que hoy en día es un plato que puede encontrarse en los
restaurantes de occidente. Esta
popularidad ha hecho que la paella haya ido sufriendo transformaciones desde la
receta original de la paella valenciana (de pollo, pato, conejo y caracoles) y hayan
aparecidos variantes que se resumen en paella marinera elaborada con
una combinación de pescado y/o marisco, la paella
mixta en ocasiones también denominada mar y montaña, que consiste en
una mezcla de carne y
marisco (o pescado) y la paella de montaña, que incorpora distintos
productos típicos de cada región tales como costilla, conejo, pollo, butifarra
o setas(hongos).
Los diez ingredientes básicos que siempre se usan general y
tradicionalmente son pollo, conejo, chauchas, garrofón
o porotos pallares, tomate, arroz, aceite
de oliva, agua, azafrán y sal. Además de lo
anterior, según la región, se admiten ingredientes como ajo, alcaucil, pato, pimentón, caracoles o
el romero,
variantes que «también serán aceptadas dentro de la denominación de auténtica
"paella valenciana"»
Y finalmente, el Bacalao al pil-pil es un plato
tradicional español típico de la cocina
vasca elaborado con cuatro ingredientes básicos: bacalao, aceite
de oliva, ajo y pimientos
guindillas. Se suele emplear por regla general en su elaboración una cazuela
de barro (sobre la que posteriormente se sirve a los comensales) y se
sirve caliente. El nombre de “pil-pil”, viene del sonido producido durante el
confitado del bacalao, al estallar “pil” alguna de las burbujas de albúmina que
suelta el pescado. Según otras fuentes, el nombre "pil-pil" proviene,
a través del portugués, del nombre en swahili de las guindillas "piri piri" que
se utilizan en su elaboración.
No debemos olvidar los aportes culinarios de alemanes, suizos
y austriacos para la elaboración de chocolates en la Patagonia Argentina
donde se encuentra una fuerte presencia de estas comunidades, mas fina donde
desarrollaron la chocolatería artesanal en especial en la ciudad de Bariloche donde
se celebra la Fiesta Nacional
del Chocolate coronando dicho evento con un huevo de Pascuas gigante.
No importa como celebremos estas fiestas, lo que importa es el significado que le queramos dar, generando bellos recuerdos para nosotros y nuestras familias. No interesa que ponemos en el plato ,lo que realmente vale es el cariño con que elaboramos esa comida para nuestros seres queridos.
¡Felices Pascuas!